Una vez más, de nuevo en la plaza del Obradoiro, frente a esta catedral, motivo de esfuerzo y sacrificio y punto de encuentro de muchos peregrinos que parten de sitios diferentes.
Para mi, ha sido un Camino especial y diferente, que siempre recordaré. Por lo vivido espiritualmente y por lo cultural.
Durante todo el Camino, he llevado conmigo a muchas personas. Personas que he conocido durante el viaje y otras que ya tenía. Todas habéis estado presentes en él.
Quiero dar las gracias de manera especial a José Luis B., por la cercanía desinteresada. a mis padres y a Dani C., por facilitarme, como dice él, a su novia, la bici y todo lo necesario y por transmitirme su ilusión.
En fin, a todos, los que de un modo u otro os habéis preocupado. A todos, gracias.
La experiencia de un Camino te transforma, no deja indiferente a nadie. Nadie queda sin nada que decir.
Espero que este espíritu del Camino siga entrelazando amistades, cambiando maneras de ser, actitudes y personalidades. Y sobretodo que todo eso que hemos absorbido, no se quede aquí, sino que le transmitamos cuando volvamos a casa.
Ya se termina, pero seguramente que volveremos por estos lugares y estoy seguro que será dentro de poco.
Aquí un bicigrino.
P.D: También quiero tener una mención especial para David M., Rafa P. y José Antonio L. por ese recibimiento mutuo.
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