Hasta Astorga ha sido sencillo. Una vez he pasado esta ciudad, comenzaba la ascensión a la Cruz del Ferro. Dura subida, pero me he encontrado muy bien. Y ya luego, la bajada a Molina Seca, precioso pueblecito, estilo medieval, y llegada a Ponferrada, la cual tiene un castillo templario espectacular.
Lo más duro quizás haya sido el frío. No sentía los pies.
Es un día raro. Casi no hay nadie en el albergue y el día está nublado. Extraño, pero a 202km.
Mañana tenemos la subida al O'Cebreiro y bajada a Triacastela.
Al final, el Camino no es llegar, sino, las vivencias, la gente, los paisajes, tus cosas,...
Del estómago, sin problemas.
Aquí un bicigrino.
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