Siempre encuentro detalles que podrían hacer de esta maratón algo más espectacular, pero es Madrid. Es mi ciudad y siempre me encanta encontrármela cerrada al tráfico para poder disfrutar de ella y de su gente.
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Madrid por su orografía es como es, y puedo decir que
no es nada llana. Sufres subiendo cuestas y bajando. Por esta razón, y más si no lo has preparado adrede, siempre tienes que ir con el freno de mano.
no es nada llana. Sufres subiendo cuestas y bajando. Por esta razón, y más si no lo has preparado adrede, siempre tienes que ir con el freno de mano.
Me encontré bien en casi toda la prueba, exceptuando en el km 21, que tuve una pequeña decaída de vacío, pero justo me tocaba un gel, hidratarme y plátano. En ese momento mi cuerpo, o mi mente, pedían a gritos unas golosinas, y no podía quitármelas de la cabeza. Y gracias a un golpe de divinidad, me encontré con unos niños al borde de la calle con una bandeja de golosinas.
Fue un fuerza extra que me motivó aun más a terminar la prueba o, al menos, a afrontar la parte más dura de la prueba: Casa de Campo y la subida hasta meta desde el río Manzanares.
Al final, 03:23:00, un fantástico resultado, sabiendo el tipo de maratón que era.
Y como siempre, Martita en la línea de meta, una alegría enorme poder abrazarla. Me encanta este momento.
Saludos y gracias por pasarte.
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