viernes, 21 de julio de 2017

IRONMAN VITORIA 2017

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Es difícil, pero es muy recomendable ser realista con uno mismo y saber hasta dónde uno puede dar. Yo he pecado en varias ocasiones, de arriesgarme en competiciones, sin haber tenido el entrenamiento suficiente para jugármela de esa manera. Lo más sensato es ser sincero y competir de ese modo.

Llegaba al Ironman de Vitoria con la confianza de haber entrenado un poco mejor la bici en relación a años anteriores. 

La estrategia a seguir era hacer una natación tranquila, evitando golpes y poniendo el modo crucero. En la bici, comer bien y sin perder la referencia de la hidratación y cuidar las piernas para poder correr todo lo que uno pueda. Por los entrenamientos que venían haciendo pensaba que podía hacer una carrera de unas 4 horas.

Pero en un Ironman casi nunca sale lo que uno se plantea. Es una competición de muchas horas y hay muchos factores que entran en juego.

Aterrizo en Vitoria acompañado por Martita, el gran Carlos Ramírez, que venía a conquistar su 80º Triatlón distancia Ironman completado, y Cristina. Después de pasar unos días de tapper en Asturias con la compañía de David M. y Josín, todo pronosticaba un gran fin de semana de triatlón.

Preparamos todo lo necesario para la prueba que nos esperaba el domingo. Recogimos el dorsal en la zona de la feria montada en pleno centro de Vitoria, en la Plaza de la Virgen Blanca. Llevamos las bicis a la zona de la T1  en la localidad de Landa, en un marco incomparable. Y nos fuimos al hotel para descansar unas horas.

Y llegó el gran día de mostrar todo lo que uno había entrenado y sobretodo, de disfrutar. Porque no podemos olvidar que a mi nivel eso debe ser la máxima.

Y a las 08:45 se da una de las salidas más espectaculares de Europa. 1.300 triatletas nos disponíamos a completar 3,8 km nadando, luego 180 km de bici y terminar corriendo 42 km a pie.

Salí del agua en 01:17 en una natación con algunos golpes y algún despiste en las boyas por la poca visibilidad con el sol en contra.

Y afrontaba el sector de bici con tres vueltas largas y una corta. En estas vueltas, la primera me la tomo con tranquilidad, la segunda meto una marcha más y recupero muchos puestos y en la vuelta corta comienzo a notar el esfuerzo y decido conservar piernas con la idea de correr todo lo que pueda.

Asimilo muy bien la nutrición y con la hidratación incluso llego a pararme en los últimos dos avituallamientos para aminorar el calor y reponer agua.
Y por fin llego a Vitoria después de 06:17. Donde me esperaba Marta y la saludo con un gran beso y abrazo diciéndola: - Ya estoy en casa. -

Salgo a por los 42km. En un principio noto que mis piernas parecen que me van a respetar, pero con lo que no contaba era con el malestar de estómago que me castigó en la segunda vuelta y me hizo romper mi ritmo de carrera.

Al final entre correr y andar consigo encontrarme con mi compañero Carlos que estaba pasando por lo mismo e incluso compartimos unos cuantos metros. Realmente tenía un poco de rabia porque tenía piernas, pero esto es Ironman.

Y al final, después de pasar calor, frío, lluvia,… llegaron esos esperados metros antes de la meta. El público que durante toda la jornada se había volcado con los triatletas, sigue animando, incluso a los que llegamos en 12:48:21.

Marta en la grada, emocionada al igual que yo. Unos últimos pasos que especialmente se los dedicaba a mi padre, porque a él realmente ahora le toca ser el verdadero Ironman.

Y después de mi 7º Ironman completado, tengo que agradecer a todas las personas que se preocuparon durante la larga jornada. Gracias a todos, me llegaron los ánimos en forma de brazadas, pedaladas y zancadas.

Muchas gracias.

Ahora descanso activo y poniendo la mira en la siguiente grande: Challenge Madrid (Ironman 24 de septiembre).

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